martes, septiembre 27, 2005 

Unión Demócrata Independiente

Ensayo escrito por Esperanza Illanes, alumna de Chile Contemporáneo en el primer semestre de 2005, basándose en artículo "La derecha en el Chile después de Pinochet: el caso de la Unión Demócrata Independiente" de Carlos Hunneus.

Recomiendo leer también un trabajo de Evelyn Arriagada que estudia el carácter tan peculiar de este partido de derecha, que logra tener raíces profundas en el mundo popular.

Jaime Guzmán Errázuriz

La historia de la UDI no se explica sin la figura de Guzmán, quien es su fundador. Era muy conocido en el país al momento del golpe, ya que había dado a conocer su posición en contra el gobierno de la Unidad Popular, en el programa político de la televisión “A esta hora se improvisa”. Así pues al momento del golpe Guzmán su colaboración con los militares fue explícita y se manifestó en un respaldo completo a sus políticas
[1], incluidas la cancelación a los derechos individuales y los atropellos a los derechos humanos.

Éste estaba convencido que los militares se quedarían un largo periodo en el gobierno, para producir los cambios en economía y política. Por tanto, le entregarían el poder a los civiles. Guzmán consideró esa entrega de poder cuando existiese un movimiento político formado por civiles que los hubiera apoyado y se propusiera continuar el programa político de los militares. Guzmán se propuso prepararse para ese momento, lo cual le implicó involucrase por completo en las tareas del gobierno militar
[2] . Así, “el gremialismo” constituyó, junto con el equipo económico conocido como “los Chicago Boys”, el principal grupo de poder, teniendo una importante presencia en los numerosos gabinetes del gobierno.

Nace un partido durante el régimen autoritario
[3]

Los recursos del autoritarismo por parte del “gremialismo” ayudan a explicar la naturaleza de la UDI y las diferencias con RN (1987), el otro partido de derecha con que ha mantenido un pacto electoral desde 1989. Estos últimos se apoyaron en la tradición histórica de la derecha (Partido Nacional) y sus figuras no formaron parte del grupo de poder más cercano a Pinochet, los mantuvo alejados nombrándolos embajadores.

El “gremialismo” aprovechó aquellas instancias para crear un movimiento con fuerza una vez que los militares volvieran a sus cuarteles. Primero transformó en un importante ministerio la Secretaría General de Gobierno, encargado de los medios de comunicación de los apoyos a la población. En segundo lugar los economistas e ingenieros bajo el impulso del “gremialista” Miguel Kast, se integraron a trabajar en ODEPLAN (Oficina de Planificación Nacional), un organismo de asesoría al Presidente de la República. En este organismo los “gremialistas” colaboraron con los Chicago Boys en la preparación de las reformas económicas y en la evaluación de la gestión de los ministerios. En tercer lugar, los “gremialistas” se concentraron en los gobiernos locales, ejemplo, como alcaldes. Se les atribuyó a las municipalidades mayor poder en salud y educación. En cuarto lugar, Guzmán como miembro de la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución 1980 influenció en la definición de la arquitectura institucional de la democracia protegida y autoritaria.

El desarrollo del gremialismo tuvo inconvenientes, se convirtió en un grupo de poder cerrado, al rechazar a otros que apoyaban al gobierno provocó resentimientos. Así una gran cantidad de profesionales y jóvenes se incorporaron a RN. Sin embargo, el bipartidismo en la derecha que había sido una constante en la historia se hizo notar a fines del gobierno militar y Guzmán sin quererlo, vio resurgir el bipartidismo en la derecha.

Los “gremialistas” concentraron su trabajo en la juventud, creándose el Frente Juvenil de Unidad Nacional
[4], sector que mayormente podría apoyar su propuesta de construir un futuro distinto, ya que no tenía ataduras con el pasado. Además, que los militares también lo necesitaban, pero los uniformados no tenían la capacidad de conseguir la adhesión de los jóvenes; necesitan intermediarios civiles. A través de la juventud: “Este fue la principal arena institucional en que se constituyó el liderazgo “gremialista” durante el régimen autoritario.

La crisis económica de 1982/83 gatilló una amplia protesta social, que obligó al régimen liberalizarse, con lo cual trajo el surgimiento de los partidos. La censura de prensa se flexibilizó, los partidos pudieron funcionar con bastante libertad y se autorizó el regreso de numerosos exiliados. Esta apertura fue dirigida por el ministro del Interior Sergio Onofre Jarpa, ex presidente del partido Nacional y un antiguo adversario del “gremialismo”, quien no titubeó en marginar a sus dirigentes del Gobierno. Guzmán no desalentado en este nuevo escenario, transformó a su nuevo partido, surgiendo así la UDI el 23 de Septiembre de 1983.

Hubo profundas diferencias entre los dirigentes de RN respecto a la candidatura de Pinochet en el plebiscito sucesorio, quienes no querían Pinochet fuera el candidato y en vez le cediera a un civil que hubiera colaborado con él y los militares volvieran a los cuarteles. Implicaba modificar la Carta Fundamental, Guzmán insistió en la candidatura de Pinochet y se negó a reformar la constitución.

Provocó la ruptura fue la decisión de Guzmán de desconocer las elecciones convocadas por la directiva para el 17, 18 y 19 de marzo de 1988, donde se elegiría a las autoridades definitivas del nuevo partido. Guzmán consiente de que perdería prefirió descalificar las elecciones. Ante suceso sus adversarios, RN, exigieron que fuera sancionado. El tribunal supremo expulsó a Guzmán del partido y la UDI renunció en forma masiva.

Días antes de que Pinochet fuera nominado como candidato en el plebiscito, la derecha se dividió en dos partidos, los que, no obstante apoyaron su reelección, formaron una lista común a las primeras elecciones parlamentarias de 1989 y apoyaron la candidatura presidencial de su ex ministro de Hacienda, Hernán Büchi.

La UDI después del Régimen Militar

Se enfrentó a una situación compleja la UDI en las parlamentarias de 1989. En primer lugar estaban asociados a un régimen derrotado en el plebiscito de octubre de 1988, donde se hacía recordar el lado oscuro del autoritarismo. Así, toma distancia, pero no pierde su lealtad al régimen que significaban votantes.

Guzmán decidió disputar un escaño en el Senado por Santiago Poniente, donde se libro la batalla electoral más reñida e importante. Por el PDC iba A. Zaldívar, por el PPD iba R. Lagos y por RN Miguel Otero. Guzmán destacó su pasado pinochetista, pero acusó públicamente al general M. Contreras por las arbitrariedades cometidas en el régimen militar. Sin embrago, Zaldívar salió elegido.

Por otro lado, la UDI sí logró un buen resultado con 14 diputados y adjudicándose 14, 5% de los votos, aunque siendo una cifra menor a RN. Además, Guzmán concordó con el senador Gabriel Valdés su elección como presidente del senado, a cambio de una importante participación de la UDI en las Comisiones, más la primera vicepresidencia de la Cámara Alta.

En las elecciones (Parlamentarias de 1993 y 1997) siguientes la UDI logró disminuir la distancia con RN por un buen trabajo político, mayor cohesión de sus dirigentes y organización territorial. Sin embargo logró su mayor éxito, en las elecciones presidenciales de 1999, donde se presentaba el candidato de la derecha Joaquín Lavín (alcalde de la comuna Las Condes, destacado “gremialista” y ex secretario general del partido).Por primera vez en la historia de Chile se recurrió en segunda vuelta, donde Ricardo Lagos logró imponerse finalmente (Lavín: 47, 7%).

“A pesar del impacto de una crisis económica y de una complicada situación política por la detención de Pinochet en Londres, la candidatura de Joaquín Lavín hizo gala de una movilización electoral inédita en la derecha, puesto que en las elecciones presidenciales de 1989 y 1993 había alcanzado una baja votación.”
[5]

La UDI demostró su fortaleza institucional con motivo del asesinato de su fundador y presidente a manos de unos terroristas el 1 de abril de 1991. El partido mostró disponer de un número redirigentes que no sólo actuó con serenidad, sino también con la fuerza necesaria para seguir adelante la tarea iniciada por Guzmán.
La UDI no se vio perjudicada por haber surgido en el Régimen Militar, lo cual se explica por el hecho de que Pinochet y el régimen gozan de amplia simpatía entre la población. Esta percepción es compartida también por los votantes de RN, lo cual ayudado en su competencia electoral al interior de la coalición.
Tampoco hay diferencias ideológicas de los dos partidos, ya que son situados por los ciudadanos en el mismo espacio. En cuanto a lo pragmático, la UDI no tiene una posición muy definida en temas que le den una identidad propia, cosa que lo ha suplido en el último tiempo asumiendo las tesis de RN y dejando de lado sus actitudes en defensa de las instituciones heredadas del régimen militar. Lavín encarna el político moderno, eficaz, que se relaciona directamente con los ciudadanos, bajo el supuesto que la gente espera una política guiada por la eficacia, para solucionar los problemas concretos.












  • 1. Debemos considerar que: “Las idea políticas de Guzmán estuvieron influidas por la España franquista (…) Además tenía otro punto de atracción que ayuda a comprender su postura política: el catolicismo tradicional.” Huneeus, p. 15 volver

  • 2. Tomar en cuenta: “Ese régimen político que sería entregado por los militares a los civiles no sería una democracia como existe en el mundo occidental, sino un sistema político con pluralismo limitado, tutela militar y elecciones semicompetitivas o no competitivas, es decir lo que se llamó la democracia protegida y autoritaria. Huneeus, p. 8 volver

  • 3. Debemos considerar que “el régimen de Pinochet correspondió a un autoritarismo excluyente, porque excluyó a los partidos y a las organizaciones sindicales, hizo un amplio empleo de la coerción, constituyó sus principales élites con tecnócratas y profesionales pertenecientes a grupos políticos de derecha e implementó una política económica conservadora.” Huneeus, p. 12 volver

  • 4. “El Frente Juvenil fue solemnemente constituido el 9 de julio de 1975, en un acto de masas en Santiago, en un sector del cerro San Cristóbal, conocido como Chacarillas.” Huneeus, p. 26. volver

  • 5. Huneeus, p. 36 volver

  • viernes, septiembre 23, 2005 

    Prensa y transición

    Recomendaciones bibliográficas del profesor:

    En este post incluyo recomendaciones de lectura para el tema de los medios, en la etapa de transición. Revisen los artículos publicados en un número especial de la revista Comunicación y Medios de la Universidad de Chile, correspondiente al año 2000.

    También el ensayo "Modernización de las comunicaciones y democratización de la política: los medios en la transición a la democracia en chile" de Eugenio Tiróni y Guillermo Sunkel, publicado por el CEP. La gracia de este trabajo es que analiza el tema tomando en cuenta variables internas tanto como externas (características de la propia industria de medios).

    Guillermo Sunkel ha escrito un par de cosas más: "Prensa y opinión pública en la transición". (Flacso, Documento de Trabajo, nº 15, Serie Educación y Cultura. Santiago de Chile: Flacso, 1991) y "La prensa en la transición chilena" (Revista Estudios Sociales, 72, trimestre, nº 2, CPU, Santiago de Chile, 1992).

    Más adelante agregaré novedades.

    miércoles, septiembre 21, 2005 

    Enlaces y deslices en el asesinato de Jaime Guzmán

    Por Francisca Gallardo
    Alumna curso Chile Contemporáneo
    Primer semestre de 2004

    A las 18:30 de un primero de abril de 1991, dos comandos del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) acribillaron al senador de la UDI Jaime Guzmán cuando salía del Campus Oriente de la Universidad Católica. A un año de la presidencia de Patricio Aylwin el frío asesinato significó un duro golpe contra el naciente proceso de democratización.

    Asimismo, este crimen llevó a la inmediata creación del Consejo de Seguridad Pública, conocida también como “La Oficina”, cuyo objetivo era, ante todo, buscar pistas que llevaran a los autores de este homicidio. Todos los datos apuntaban al grupo terrorista de izquierda FPMR, y el 25 de marzo de 1992 la Brigada Investigadora de Organizaciones Criminales (BIOC) dio con el paradero de Ricardo Palma Salamanca (El Negro) y Raúl Escobar Poblete (Emilio). Ambos ejecutores pertenecían a un grupo operativo especial del grupo frentista, cuya dirección estaba a cargo de Mauricio Hernández Norambuena (Comandante Ramiro).

    Norambuena operó recibiendo instrucciones expresas de Juan Marco Gutiérrez Fischman, alias “El Chele”, quien era yerno del Jefe de Aparatos de Seguridad e Inteligencia cubana, el Ministro de Defensa Raúl Castro. Éste fue el enlace donde quedó claramente establecida la responsabilidad del Servicio Cubano G-2 en el asesinato del Senador Jaime Guzmán.

    A este caso se le suma en el mes de septiembre de 1991 el secuestro del ejecutivo de la empresa “El Mercurio”, Cristián Edwards del Río. No era coincidencia. Para la Navidad de ese año lograron ubicar al comando del FPMR que tenía retenido a Edwards, detectando la casa-retén en Curanilahue, mientras que miembros de ese grupo van a poder esclarecer –a través de confesiones- el homicidio de Guzmán.

    Eso sólo fue el primer paso que dar: averiguar nombres y vínculos. Aquello fue la tarea del Comisario Jorge Barraza Riveros, quien tomó contacto con una persona que lo ayudaría a descifrar de a poco este puzzle: ella era Marie Emmanuelle Verhoeven, psicóloga y periodista, de nacionalidad francesa, la famosa “Comandante Ana” –como es conocida por investigaciones y los medios-, Encargada Nacional de Inteligencia del FPMR y además, la sexta integrante de dicho movimiento terrorista. Emmanuelle fue la que confesó quiénes eran los demás integrantes –siendo uno de ellos su pareja, Sergio Galvarino- y reiteró que “El Chele” era el verdadero responsable de dar la orden para ejecutar a Guzmán. Recién en diciembre de 1992 obligado por los hechos y debido a que se encontraba procesado por el homicidio, Ricardo Palma Salamanca reconoció haber sido el autor intelectual del asesinato el 1 de abril de 1991, cerrándose esa parte del caso.

    En abril de 1996 el ministro que llevaba la causa, Alfredo Pfeiffer reabrió el caso para hacer trascender otra versión: el “por qué” del asesinato. Sin embargo, dos meses después se inhabilitó al juez de seguir con la investigación, ya que –según el diario El Mercurio de esa fecha- argumentó haber desarrollado enemistad, odio y resentimiento contra los inculpados. En su sucesión le siguió la jueza Raquel Camposano.

    Algunas de las razones indirectas del asesinato –como rumor de pasillo entre los medios- se vieron relacionadas con la postura pasiva que mantuvo Guzmán al justificar constantemente las violaciones a los Derechos Humanos, atribuidos al general Augusto Pinochet. Por otro lado, en la fecha de su crimen, en el Congreso se estaba gestionando un proyecto de ley para indultar a los terroristas. El senador tendría una influencia enorme en la UDI para oponerse fuertemente, acrecentando la antipatía en la izquierda.

    Sin embargo, la causa directa que generó el crimen, proviene a raíz de diciembre de 1990 cuando al interior del FPMR se inició un proceso de “consulta” para determinar la línea política a seguir en democracia, cuando Patricio Aylwin ya había llegado a La Moneda. Por entonces, dos sectores pugnaban por imponer sus posturas. El primero, aglutinado por frentistas “históricos”, abogaba por transformarse en un movimiento político. En cambio, el sector más “duro”, el de Norambuena, planteaba proseguir la lucha. En marzo de 1991, la cúpula del FPMR se reunió en un fundo cercano a Osorno, para analizar los resultados de la “consulta interna”. De acuerdo con un testigo, el ambiente interno era de total descomposición, cruzado por descalificaciones y sospechas, lo que impedía cualquier diálogo.

    Finalmente, todos los antecedentes recopilados en el sumario que llevaba la justicia -más el relato de otros testigos- aseveraron que “El Chele” y “El comandante Ramiro” ya habían acordado la operación del asesinato antes de celebrarse el encuentro. El objetivo del crimen era interrumpir el debate interno, mediante una acción que bloqueara cualquier posibilidad de abandono de la lucha armada.

    Una muerte anunciada: las confesiones de Salamanca

    “En mi calidad de miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y después del ataque a los Marines realizado a fines de 1990, seguí en contacto con mi jefe “Emilio” en espera de que nos llegara la orden de cometer una nueva acción”, confesó el “Negro” Salamanca a la BIOC. Sin más nada que perder, en 1992 el autor material del asesinato de Jaime Guzmán confesó a investigaciones paso a paso cómo lo realizó.
    A mediados del mes de marzo de 1991, “Emilio” le comunicó al “Negro” que tenían que realizar una tarea por delante “más o menos” difícil. Se juntaban frecuentemente para organizar esta acción que, en palabras de “Emilio”, era realizar un “ajustamiento” a Jaime Guzmán. En la siguiente reunión, “Emilio” le informó que la acción se realizaría en el lugar de trabajo del senador, vale decir en el Campus Oriente de la Universidad Católica de Chile, donde hacía clases de derecho. “Me ordenó que visitara el lugar para familiarizarme con él”, explicó el “Negro”.

    En el siguiente punto, gracias a las conspicuas observaciones de Salamanca, “Emilio” organizó el punto exacto donde Guzmán debía ser asesinado, siendo éste una escala contigua a la sala de profesores. Además ya se tenía claro cuál era la rutina del senador, que consistía en que una vez finalizada sus clases se dirigía a la sala de profesores para hacer entrega del libro de clases y abandonar el lugar por esta escala que lo conducía al estacionamiento, ubicado al interior del Campus. “El Negro” se manifestó contrario a la idea de cometer la acción en la escalera, porque se veía muy sospechoso y por ello mismo pensaba que debía realizarse en el estacionamiento. “Emilio” le negó esta propuesta y dijo que debía hacerse a su manera.

    Sin embargo, ambos coincidieron en que la ruta de escape sería por la calle Regina Pacis., Holanda para virar hacia el oriente por Simón Bolívar y luego hacia el sur por Jorge Washington, lugar en el cual abandonarían el vehículo a la altura de la Municipalidad de Ñuñoa para luego seguir a pie. Todos los mínimos detalles estaban chequeados.

    El 1 de abril el “Negro” se reunió con “Emilio” en Macul con Las Torres a las cuatro de la tarde. Abordaron un taxi Opal negro el cual habían robado tres días antes y se dirigieron de inmediato al Campus Oriente. “En un momento comencé a caracterizarme, pegándome un bigote ancho que había adquirido con anterioridad en una tienda del centro”, recordó Salamanca. En ese mismo trayecto el “Negro” es comunicado que para obtener el armamento que iba a usar debía ingresar a una shopería que se ubicaba al frente de la entrada del Campus, donde en el interior le estaría esperando un tipo que –como señal- tendría una bebida y un chaleco sobre la mesa.

    Con la pistola en su poder salió del local para encontrarse con “Emilio”. Acto seguido, ambos se dirigieron al interior de la universidad por su puerta principal, dirigiéndose a la escala que los conducía al segundo piso. “Emilio” fue a chequear si el Senador estaba haciendo clases. En seguida, fueron hacia el sector de la sala de profesores. “Recuerdo que en un momento determinado estuve en la escala destinada a la acción, apreciando que algunas personas transitaban por ella y que cuando lo hacían cerca de mí, yo disimulaba mirando por la ventana que daba hacia el estacionamiento”, comentó el “Negro” a investigaciones. Así transcurrió el tiempo, hasta que tocaron un timbre que señalaba el término de la clase, momento en el cual ambos frentistas se prepararon para esperar al senador en el pasillo, al lado de la entrada a la escalera. El plan iba bien. Vieron a Guzmán dirigirse a la sala de profesores justamente a entregar el libro, y se adelantaron a bajar algunos peldaños en forma muy lenta, esperando a que apareciera Guzmán.

    Aparentemente, el senador se percató de algo, porque en el segundo peldaño se detuvo y regresó a la sala de profesores. “Nos dimos cuenta de que Guzmán paró en la segunda escala desde el cual nos observaba y, ante esa situación, él se dio vuelta”, explicó Salamanca. Ambos terroristas analizaron lo que recién había ocurrido, y llegaron a una nueva conclusión: Guzmán se había dado cuenta de las dos sospechosas presencias. Ante ese error en el plan, igual tenían otra oportunidad de hacerlo afuera, siempre y cuando la víctima, en su vehículo, pasara por delante del paradero ubicado en la entrada al Campus.

    Para la suerte de los frentistas, así fue como ocurrió. Lo vieron salir por la puerta del estacionamiento en un Legacy de color gris metálico, el cual se aproximó al paradero a poca velocidad. “Esto nos permitió visualizar que en su interior venía Guzmán, sentado al lado del conductor”, añadió Salamanca en su confesión a la BIOC. A esa velocidad, ambos desenfundaron sus armas y se adelantaron hacia el auto y adoptaron posición de tiro. Salamnca recuerda haber disparado seis veces contra el objetivo mientras que el auto continuaba su marcha, con la lentitud de las notas del fúnebre de Mozart. Acto seguido, los acribilladores escaparon por Regina Pacis, tal como lo habían planeado.

    Mientras que este asesinato unificó más que nunca una UDI que parecía restaurar fuerzas en sus inicios del nuevo gobierno de Aylwin, las fuerzas terroristas del FPMR no podían tener ese mismo final. Sin poder adoptarse en democracia, ni mucho menos tomar una posición homogénea, entre asesinatos a espías izquierdistas que trabajaban en “La Oficina” y confesiones como las que hizo Salamanca, destinaron a este movimiento a una anunciada muerte, tal como lo fue la del senador de la derecha, Jaime Guzmán.

     

    El día en que Chile dijo No

    Plebiscito del 5 de octubre de 1988
    Por Alejandra Alfaro Z.
    Alumna del curso Chile contemporáneo, primer semestre del 2004

    Más de siete millones de personas ejercieron su derecho a voto en esta oportunidad única de manifestarse a favor o en contra del sistema político imperante. Para la sorpresa de muchos, el 54% de los chilenos le negó a Augusto Pinochet su petición de continuar en el poder. De esta manera se estableció oficialmente el principio del fin del gobierno militar.

    Un aire diferente se respiraba el día miércoles 5 de octubre de 1988. “Chilenos a las urnas” titulaba el diario La Época mientras Chile despertaba con la seguridad de que un voto cambiaría el transcurso de sus vidas. Desde febrero de 1987 hasta la nominación de Augusto Pinochet como Presidente de la República, siete millones 435 mil 913 personas se inscribieron en los registros electorales, incluyendo el mayor número de participación juvenil en los sufragios de nuestra historia.
    La víspera estuvo marcada por el nerviosismo que a las diez de la noche se agudizó por un apagón general que se extendió por más dos horas. A pesar de ello, los chilenos se las ingeniaron para llegar lo más temprano posible a los locales de votación y plasmar su trascendental decisión. “Sentían la expectación”, señala Rafael Otano, autor del libro Crónica de la transición, “y el nerviosismo que produce la vecindad de los grandes acontecimientos. Se veían necesarios. Nadie podía sustituirlos en lo que en esa hora histórica debían hacer. Eran el primer y fundamental eslabón de una ininterrumpida cadena hacia la victoria”.
    Un mes antes había circulado la información de que Augusto Pinochet pensaba suspender el plebiscito, pero, según trascendió, sólo fue un rumor. Las garantías de que el referéndum fuera legítimo se resguardaron con la creación del Tribunal Constitucional que debía asegurar la fiscalización y transparencia del acto electoral. Además de aprobarse una ley que garantizó el acceso a la televisión durante el mes anterior al plebiscito, por espacio de media hora compartida equitativamente para las dos opciones.

    Las llamativas campañas electorales

    La franja diaria de la oposición era transmitida a las once de la noche. Según estudios anteriores, había que buscar un mensaje sencillo que terminara con el miedo difuso en la población. De esta manera, la campaña del No era titulada con la frase “Chile la alegría ya viene” adornada con un arco iris para abrir un espacio diáfano y luminoso con un futuro esperanzador.
    Genaro Arriagada, jefe de la campaña por el No contra Pinochet, explica que la oposición chilena se organizó para sacar del poder al dictador apelando a terminar con el temor imperante. “La nuestra fue en parte una lucha contra el miedo. Pero sobre todo fue una lucha por la esperanza, por la reconciliación, como lo habíamos aprendido de una canción española por una "libertad sin ira" o, como lo decíamos nosotros, por "una patria para todos" donde todos, los pinochetistas, nosotros los de la Concertación y los comunistas (que estaban fuera de la Concertación, a nuestra izquierda), tuviéramos un lugar bajo el sol.”
    Por su parte, la campaña del Si tuvo un tono inferior marcado por la comparación de los logros del gobierno militar y las derrotas de Allende. Con frases como: “Si, usted decide, seguimos adelante o volvemos a la UP”, se intentó obtener el apoyo de un país que vio atemorizado los contrastes expuestos y que fueron criticados incluso desde en interior del gobierno.
    En este esfuerzo la campaña por el “no” demostró tener una capacidad impresionante de movilizar y organizar a miles de voluntarios a lo largo del país. El equipamiento necesario contó en parte con ayuda financiera del National Endowment for Democracy del gobierno norteamericano.
    De todas maneras, ambas campañas fueron creativas y marcaron una tendencia que hasta hoy perdura en la publicidad política. Aunque cada una se lució en distintos medios, ambas tendencias utilizaron rostros conocidos para motivar y educar a la población para que no cometiera errores al momento de marcar su opción en el voto.

    Una larga jornada

    Desde las seis de la mañana los conscriptos ocuparon sus puestos de vigilancia en los diferentes puntos de votación. En el edificio Diego Portales se instaló un centro informático para recepcionar los cómputos, donde Alberto Cardemil, subsecretario del Interior, era el encargado de fiscalizar el trabajo de los computadores. Por su parte, en la sede del Comando del No de Santiago ubicada en la esquina de Alameda con José Victorino Lastarria, también se había habilitado un sistema para contabilizar los votos y corroborar la información oficial.
    Cerca de las diez de la mañana el subsecretario Cardemil informó que solo un 40% de las mesas estaban constituidas, a pesar de ello, había antecedentes de que todo el país había madrugado para ejercer su deber cívico. A las 10:45 todo el país y la prensa extranjera pudo ver al General Pinochet, vestido de civil, depositando su voto en la mesa número uno de Instituto Nacional.
    En las ciudades pequeñas la gente había salido a votar en las primeras horas, como si una compulsión ansiosa, mezclada con el temor por lo que podría ocurrir después, sacudiera hasta el último rincón chileno. Miles de personas comenzaban a dirigirse hacia los locales de votación y en algunos sectores los propios soldados, a quienes se les había dado orden de votar a primera hora en los mismos recintos donde ejercerían vigilancia, habían tenido que sumarse a las filas de electores.
    La tensión aumentó cuando durante la tarde corrió el rumor de que un bus ocupado por terroristas, disfrazados de carabineros, circulaba por la población La Victoria. Además, una súbita disminución de voltaje afectó el centro computacional de la sede del No, que pronto fue restaurado.

    La noche más larga

    Después de cerrarse las mesas de votación, el gobierno dio a conocer los primeros resultados que daban como vencedora a la opción por el Sí. Pero mientras avanzaba la hora, se hizo evidente la victoria de la oposición, quien se atemorizó porque oficialmente no se reconocían los cómputos reales. Frente a esto, Genaro Arraigada primero amenaza con entregar las cifras que tiene, y finalmente lo hace en una conferencia de prensa donde publica los resultados parciales recopilados, a pesar de que se había comprometido con el gobierno a no hacerlo hasta no tener medio millón de votos contados.
    En las horas posteriores, todo el país se mantuvo expectante respecto a los resultados. El nerviosismo continuó latente, aunque algunos partidarios del No ya se habían lanzado a las calles a celebrar. Después de la media noche, en la sede de gobierno se organizó una reunión convocada por Pinochet con los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas. Minutos antes de ingresar el Jefe de la Fuerza Aérea, Fernando Matthei, fue abordado por la prensa y confirmó el triunfo del No: "Tengo bastante claro que ha ganado el NO, pero estamos tranquilos", señala antes de reunirse con Pinochet. Su declaración fue crucial para el desarrollo del resto de la jornada, pues había sepultado la posibilidad de que el gobierno manipulara las cifras y difundiera datos favorables al Sí.
    En la reunión se buscó una manera de enfrentar la derrota enfatizando la “victoria” que significaba el hecho que el “sí” tuviera tanto apoyo popular después de quince años de gobierno militar. La reunión, que se inició con un aire bastante tenso, se agudizó cuando Pinochet solicitó a sus pares firmar un documento preparado por el ministerio para darle plenos poderes sobre las Fuerzas Armadas y anular el plebiscito. Ninguno de los jefes militares estuvo dispuesto a apoyar esta opción y prefirieron respetar los resultados.
    Pasadas las dos de la mañana el gobierno reconoció oficialmente la victoria del “no.” Mientras tanto, los dirigentes de la oposición les pidieron a sus partidarios que no salieran a la calle a celebrar su victoria; la noche terminó con una tranquilidad sepulcral en Santiago y en las principales ciudades del país. El cómputo final de los votos dio 54.7% por el “no,” y 43% por el “sí.”
    La madrugada del 6 de octubre amaneció luminosa y soleada como en la jornada anterior. El país se puso en marcha lentamente y muchos no asistieron a sus trabajos para reunirse en las cercanías de la sede del No a expresar su alegría. El festejo se tomó la Alameda y marchó hacia La Moneda pidiendo la renuncia de Pinochet. Las manifestaciones continuaron hasta el anochecer y el viernes 7 se reunieron en el Parque O’Higgins para seguir celebrando con actos artísticos.
    De esta forma, una papeleta y un lápiz fueron las herramientas del chileno para manifestar su decisión de terminar con el gobierno más largo de la historia de Chile.

    miércoles, septiembre 07, 2005 

    El tiempo presente en la Finis Terrae

    Quiero hacerles algunos comentarios optimistas. La historia es una actividad para gente muy perseverante, que es capaz de lidear con fuentes de información que son francamente hostiles. Aquí no se trata de solicitar a una repartición pública, un organismo, cualquier fuente, que envie los datos necesarios para hacer el seguimiento de un tema determinado, cómodamente arremolinados en nuestra silla de trabajo. La información que necesitan los historiadores está oculta en documentos añosos disponibles en fondos documentales que existen en los subterráneos de las instituciones, hacinados en cajas o en empastes pobres, con polvo, además de unos ácaros pleistocénicos que obligan a los guantes. Los índices son malos, la disposición de los funcionarios que atienden mezquina, la iluminación corta, no hay enchufe para el portatil, las fotocopias están restringidas. Qué decir de los horarios, casi siempre incompatibles con las posibilidades de una vida normal. Todo parece diseñado para que uno quiera huir lo más rápido posible.
    En el caso de la historia ultracontemporánea las incomodidades se multiplican. Fuentes clasificadas que está prohibido consultar, soportes extraños para los datos (videos, sonidos, mails). Todo complicado, hasta el punto de ser, a veces, inmanejable (ver comentarios ad hoc en otra nota de este blog).
    Estas desgracias, sin embargo, no nos afectan a nosotros. Por pura suerte. Alguien bien inspirado hizo crear el CIDOC en esta misma universidad. Se trata del centro de documentación más interesante para practicar el tipo de historia que interesa al curso que nos reune.
    Recomiendo que se den un paseo largo por el catálogo de esta institución. No necesitan cambiarse de ciudad, ni comuna, sino dar unos cuantos pasitos. Descubrirán una colección fenomenal de entrevistas y documentos, además de un buen fondo bibliográfico, que les permitirá abordar con un confort envidiable las arduas tareas del trabajo investigativo. También realizar un buen trabajo con los blogs....

    martes, septiembre 06, 2005 

    Allende se queda solo

    Por Ignacio Muñoz Delaunoy
    Profesor del curso Chile Contemporáneo
    Hay un drama detrás del proyecto de la UP que vale la pena estudiar. Allende ofreció a los estratos medios y bajos más beneficios de los que les haya otorgado ninguna administración, en unidades de tiempo comparables. Mejores salarios, vivienda, salud, pero también cultura, derecho a ejercer la ciudadanía. Los ideólogos del régimen pensaban que estos beneficios serían valorados por las masas. Los votos vendrían detrás de las ventajas. El proyecto de la UP se transformaría, por ese camino, en una causa social mucho más amplia . Con eso bastaría para que se dieran las condiciones necesarias para apurar la transición al socialismo.
    Pero las mayorías fueron infieles a la UP. Allende siguió siendo el portavoz de una "vía chilena al socialismo" que convocaba los intereses de una fracción minoritaria de chilenos. A medida que fue perdiendo apoyo en el centro político y en su propio sector, debido a la radicalización de los sectores más ultras de la izquierda, se fue quedando cada vez más aislado. El aislamiento se volvió soledad completa el día del golpe. No llegaron las masas, ni los cuadros armados, a defender el presidente del pueblo. Allende terminó inmolándose casi solo, secundado por un núcleo insignificante de colaboradores personales...........
    ¿Se te ocurre una explicación para este fenómeno tan curioso?.
    Comencemos por analizar el siguiente documento:

    TRANSMISIÓN MENSAJE RADIAL DE SALVADOR ALLENDE EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973

    7:55 A.M. RADIO CORPORACIÓN
    Habla el Presidente de la República desde el Palacio de La Moneda. Informaciones confirmadas señalan que un sector de la marinería habría aislado Valparaíso y que la ciudad estaría ocupada, lo que significa un levantamiento contra el gobierno, del gobierno legítimamente constituido, del gobierno que está amparado por la ley y la voluntad del ciudadano.
    En estas circunstancias, llamo a todos los trabajadores. Que ocupen sus puestos de trabajo, que concurran a sus fábricas, que mantengan la calma y serenidad. Hasta este momento en Santiago no se ha producido ningún movimiento extraordinario de tropas y, según me ha informado el jefe de la Guarnición, Santiago estaría acuartelado y normal.
    En todo caso yo estoy aquí, en el Palacio de Gobierno, y me quedaré aquí defendiendo al gobierno que represento por voluntad del pueblo.
    Lo que deseo, esencialmente, es que los trabajadores estén atentos, vigilantes y que eviten provocaciones. Como primera etapa tenemos que ver la respuesta, que espero sea positiva , de los soldados de la patria, que han jurado defender el régimen establecido que es la expresión de la voluntad ciudadana, y que cumplirán con la doctrina que prestigió a Chile y le prestigia el profesionalismo de las Fuerzas Armadas. En estas circunstancias, tengo la certeza de que los soldados sabrán cumplir con su obligación. De todas maneras, el pueblo y los trabajadores, fundamentalmente, deben estar movilizados activamente, pero en sus sitios de trabajo, escuchando el llamado que pueda hacerle y las instrucciones que les dé el compañero Presidente de la República.


    8:15 A.M. RADIO CORPORACIÓN
    Trabajadores de Chile: les habla el Presidente de la República. Las noticias que tenemos hasta estos instantes nos revelan la existencia de una insurrección de la Marina en la provincia de Valparaíso. He ordenado que las tropas del ejército se dirijan a Valparaíso para sofocar este intento golpista. Deben esperar la instrucciones que emanan de la Presidencia. Tengan la seguridad de que el Presidente permanecerá en el Palacio de La Moneda defendiendo el gobierno de los trabajadores. Tengan la certeza que haré respetar la voluntad del pueblo que me entregara el mando de la nación hasta el 4 de noviembre de 1976.
    Deben permanecer atentos en sus sitios de trabajo a la espera de mis informaciones. Las fuerzas leales respetando el juramento hecho a las autoridades, junto a los trabajadores organizados, aplastarán el golpe fascista que amenaza a la patria.


    8:45 A.M. RADIO CORPORACIÓN
    Compañeros que me escuchan: La situación es crítica, hacemos frente a un golpe de estado en que participan la mayoría de las Fuerzas Armadas.
    En esta hora aciaga quiero recordarles algunas de mis palabras dichas el año 1971, se las digo con calma, con absoluta tranquilidad, yo no tengo pasta de apóstol ni de mesías. No tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple una tarea que el pueblo me ha dado. Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile; sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se lo graben profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, defenderé esta revolución chilena y defenderé el gobierno porque es el mandato que el pueblo me ha entregado. No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo. Si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá el camino con la diferencia quizás que las cosas serán mucho más duras, mucho más violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que esta gente no se detiene ante nada.
    Yo tenía contabilizada esta posibilidad, no la ofrezco ni la facilito.
    El proceso social no va a desaparecer porque desaparece un dirigente. Podrá demorarse, podrá prolongarse, pero a la postre no podrá detenerse.
    Compañeros, permanezcan atentos a las informaciones en sus sitios de trabajo, que el compañero Presidente no abandonará a su pueblo ni su sitio de trabajo. Permaneceré aquí en La Moneda inclusive a costa de mi propia vida.


    9:03 A.M. RADIO MAGALLANES
    En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con nuestro ejemplo, que en este país hay hombres que saben cumplir con la obligación que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por mandato conciente de un Presidente que tiene la dignidad del cargo entregado por su pueblo en elecciones libres y democráticas.
    En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.
    Pagaré con mi vida la defensa de los principios que son caros a esta patria. Caerá un baldón sobre aquellos que han vulnerado sus compromisos, faltando a su palabra ... roto la doctrina de las Fuerzas Armadas.
    El pueblo debe estar alerta y vigilante. No debe dejarse provocar, ni debe dejarse masacrar, pero también debe defender sus conquistas. Debe defender el derecho a construir con su esfuerzo una vida digna y mejor.


    9:10 A.M. RADIO MAGALLANES
    Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director general de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡No voy a renunciar!
    Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
    Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará esperando con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
    Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios clasistas que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.
    Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
    Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
    Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria.
    El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
    Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
    ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
    Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.