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miércoles, septiembre 07, 2005 

El tiempo presente en la Finis Terrae

Quiero hacerles algunos comentarios optimistas. La historia es una actividad para gente muy perseverante, que es capaz de lidear con fuentes de información que son francamente hostiles. Aquí no se trata de solicitar a una repartición pública, un organismo, cualquier fuente, que envie los datos necesarios para hacer el seguimiento de un tema determinado, cómodamente arremolinados en nuestra silla de trabajo. La información que necesitan los historiadores está oculta en documentos añosos disponibles en fondos documentales que existen en los subterráneos de las instituciones, hacinados en cajas o en empastes pobres, con polvo, además de unos ácaros pleistocénicos que obligan a los guantes. Los índices son malos, la disposición de los funcionarios que atienden mezquina, la iluminación corta, no hay enchufe para el portatil, las fotocopias están restringidas. Qué decir de los horarios, casi siempre incompatibles con las posibilidades de una vida normal. Todo parece diseñado para que uno quiera huir lo más rápido posible.
En el caso de la historia ultracontemporánea las incomodidades se multiplican. Fuentes clasificadas que está prohibido consultar, soportes extraños para los datos (videos, sonidos, mails). Todo complicado, hasta el punto de ser, a veces, inmanejable (ver comentarios ad hoc en otra nota de este blog).
Estas desgracias, sin embargo, no nos afectan a nosotros. Por pura suerte. Alguien bien inspirado hizo crear el CIDOC en esta misma universidad. Se trata del centro de documentación más interesante para practicar el tipo de historia que interesa al curso que nos reune.
Recomiendo que se den un paseo largo por el catálogo de esta institución. No necesitan cambiarse de ciudad, ni comuna, sino dar unos cuantos pasitos. Descubrirán una colección fenomenal de entrevistas y documentos, además de un buen fondo bibliográfico, que les permitirá abordar con un confort envidiable las arduas tareas del trabajo investigativo. También realizar un buen trabajo con los blogs....

Pero sabes, el hecho de tener tantas dificultades le entrega un sabor especial, hace más romántica la práctica de la profesión, le otorga un cierto grado de utopía, pero sabiendo que se puede cumplir.

Y es que el historiador es una persona que debe indagar dentro de lo más profundo, cosa no muy fácil de realizar. Pero es algo imborrable, nada puede ser comparado a conocer algo en profundidad, indagar en las raíces más ocultas.

La historia está para ser realizada, guardada, estudiada y, finalmente, inmortalizada en la memoria colectiva o en finos documentos.

Lo del CIDOC me parece muy bueno, ingresaré a su catálogo.

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