sábado, agosto 27, 2005 

Programa de la Unidad Popular


Es difícil 'entrarle' a la Unidad Popular. Los sectores políticos que impulsaron este proyecto creían a pies juntillas en la utopía socialista. Pero tenían sus propias ideas acerca del camino que había que seguir para alcanzar esa meta. Ideas 'únicas', que van a transformar lo que vivio el país en una suerte de laboratorio experimental para los futuras social-democracias.
Este proyecto ofreció al mundo un camino alternativo para llegar al socialismo. Hasta entonces no había más camino que el fijado por los bolcheviques: un grupo de iluminados lidera una revolución que rompe el molde de la opresión capitalista, permitiendo que se instale, desde las cenizas, un nuevo orden, el socialista.
Allende no quiso romper para sembrar. Prefirió usar la institucionalidad del régimen que quería superar, para erosionarlo lentamente por dentro, sin derramamiento de sangre. Una especie de revolución en dósis homeopática, que vamos a analizar largamente en clase.
Para llegar a eso con ventaja sugiero una visita a los textos en que los propios pratagonistas explican los motivos de sus acciones. Obligado leer el Programa de la UP, la minuta que contiene las 40 medidas básicas, también un documento que fija la posición de este pacto político en relación a los temas agrarios. Para profundizar en la médula más conceptual del proyecto, te recomiendo que leas directamente los discursos del propio Allende. Por ejemplo, el que leyó ante las Naciones Unidas. Está disponible en el portal Memoria Chilena. Allí encontrarás también una biografía breve, pero aceptable, y otros documentos digitalizados.

lunes, agosto 01, 2005 

Programa del curso "Chile contemporáneo"


El objetivo central del curso es proporcionar a los estudiantes de la carrera de Periodismo los antecedentes históricos que les permitan tener una comprensión crítica de los acontecimientos vividos en el tiempo reciente.
En la primera mitad del siglo XIX una aristocracia terrateniente, mercantil y minera fundó una de las democracias más antiguas y estables del mundo. Esta democracia conoció pocas interrupciones. Cuando hubo necesidad de cambios, siempre se impusieron soluciones de compromiso. Pese a la existencia de fuertes tensiones sociales y a que amplios sectores de la población estaban privados de los derechos ciudadanos, las crisis nunca comprometieron el funcionamiento del sistema representativo.
En el último tercio del siglo XIX la elite impulsó un conjunto de reformas políticas encaminadas a la consolidación de un sistema democrático amplio y participativo. En los albores del siglo XX la institucionalidad fue tensionada cuando los sectores medios se transformaron en un actor central de la política y cuando se formó una poderosa izquierda marxista que buscaba convertir a la democracia política en una democracia social. Sin embargo estos nuevos actores sociales aceptaron las reglas del juego democrático. Cuando alcanzaron el poder impusieron programas de transformación que estimulaban el industrialismo y procuraban atenuar las fuertes desigualdades sociales del país, pero siempre de una manera evolutiva, más que revolucionaria.
En la década de 1960 este escenario cambió sustantivamente cuando la política se ideologizó, la sociedad chilena vivió un proceso general de movilización y tomaron forma tres proyectos globales de transformación, de naturaleza excluyente. Se politizaron todos los aspectos de la vida, en un contexto de alta polarización. El primero de estos proyectos fue el liderado por la Democracia Cristiana. La “revolución en libertad” de Eduardo Frei fue sucedida por la “vía chilena al socialismo” de Salvador Allende, en 1970. El gobierno de la Unidad Popular intentó convertir al país a una sociedad socialista donde habría un completo control popular de la política, la cultura y la vida económica. Estos proyectos de transformación fueron minando las formas de convivencia republicanas.
El año de 1973 la democracia chilena entró, de manera inevitable, en una crisis terminal. Los militares asumieron la conducción del país durante 17 años. Pero el gobierno encabezado por el general Pinochet conservó el espíritu revolucionario de la época. La fórmula socialista de modernización fue sucedida por una neoliberal, que anticipó por casi una década las tendencias que seguiría el mundo occidental. Los militares y sus asesores civiles usaron todos los instrumentos de que los proveía el régimen autoritario para modificar el aparato productivo y la sociedad, dando origen a un nuevo Chile.
En 1990 Pinochet entregó el poder, un año después de la caída del muro de Berlín, y se inició un proceso largo y difícil de transición liderado por una coalición de centro izquierda. El país volvió lentamente a la normalidad institucional, por un camino transaccional en el que se conjugaron elementos de la vieja democracia chilena, parte importante del legado del autoritarismo, con las matizaciones introducidas por la misma coalición gobernante que conduce actualmente el destino del país.
En este curso se analizará en profundidad las experiencias de cambio vividas durante este periodo en que la sociedad chilena buscó transformar sus estructuras de manera acelarada. Se estudiará los acontecimientos y tendencias que permiten describir y caracterizar los gobiernos de la Unidad Popular, del general Pinochet, y la larga etapa de transición que siguió a estas experiencias, poniendo énfasis en ésta última.
Se subrayará la importancia que han tenido ciertos elementos de continuidad que permiten describir al periodo 1970-2000 como una unidad analítica, a la vez que la relevancia de los elementos de singularidad que permiten hablar de un “modelo chileno” de transformación y de transición.