lunes, noviembre 27, 2006 

La transición de los militares 1990-1994

Paulina Duque
Historia de Chile Contemporáneo13/11/06

Power point presentación

I. ¿Qué se entiende por transición militar?

La transición de los militares tiene que ver con el proceso experimentado por las Fuerzas Armadas chilenas, luego de la vuelta a la democracia en 1990, a través del cual las instituciones castrenses se fueron acomodando nuevamente en el sistema democrático, asumiendo su rol constitucional de instituciones subordinadas a la autoridad civil.

II. Las etapas de la transición militar

A grandes rasgos, la transición militar se puede dividir en tres etapas:

-1era Etapa de inicio 1990-1994: está marcada por la preeminencia de la figura de Augusto Pinochet en los círculos militares y por sus constantes conflictos con el poder ejecutivo encarnado por Patricio Aylwin (Boinazo, ejercicios de enlace y alistamiento).

-2da Etapa de desarrollo 1994-1999: se caracterizó por el distanciamiento paulatino de la figura de Pinochet del Ejército y la vida política del país (Retiro del general y su detención en Londres), así como también por los avances en los juicios por violaciones a los derechos humanos.

-3era Etapa de consolidación 2000-2005: está marcada por el liderazgo positivo ejercido por el general Juan Emilio Cheyre en las Fuerzas Armadas y por las buenas relaciones cívico-militares en aras a una reconciliación nacional (reconocimiento de responsabilidades mutuas en el quiebre de la democracia)

La última etapa se está sellando actualmente y exhibe unas Fuerzas Armadas y de Orden subordinadas al poder civil, confinadas a sus tareas institucionales y alejadas de la arena política. Sin embargo, hace dieciséis años atrás, este proceso estaba recién comenzando. Justamente este trabajo se centra en explicar y analizar la primera etapa de la transición militar, la cual se caracterizó por el desarrollo de dos graves crisis: los ejercicios de enlace y alistamiento de diciembre de 1990, y el boinazo de mayo de 1993, muestras de las tensas relaciones cívico-militares de la época.

III. La primera etapa de la transición militar 1990-1994

Lo primero que hay que decir es que esta etapa se desarrolla en un contexto nacional muy particular. Por un lado tenemos un país que ha recuperado la democracia, con un Presidente de la República elegido por el 55 por ciento de los votos y una población esperanzada en los nuevos tiempos. Sin embargo, la arquitectura democrática adolece de dos problemas que amenazan la armonía de las relaciones civiles militares: la continuidad de Augusto Pinochet en la comandancia en jefe del Ejército, y la gran autonomía de las Fuerzas Armadas del poder político.

Pinochet sigue siendo un actor importante en la vida política del país y cuenta con el apoyo de gran parte de la oposición. Demuestra su poder de facto emitiendo declaraciones a la prensa respecto a la contingencia y desconsiderando como jefe jerárquico suyo al ministro de defensa Patricio Rojas.

Por su parte, las Fuerzas Armadas gozaban de una autonomía garantizada por la constitución, “a través de una serie de preceptos que establecían su independencia del poder político en materias vinculadas a definición de recursos para el sector, asenso y promoción de oficiales y definición de orientaciones de desarrollo institucional”[1]. Asimismo, el propio Pinochet había dispuesto por ley en 1989 la inamovilidad de los comandantes en jefe por ocho años, y la plena vigencia de la Ley de Amnistía, entre otras cosas.

Todo lo anterior “proyectaba hacia el ámbito internacional una sospechosa imagen de cogobierno y de democracia bajo tutela”[2], situación que pronto devino en dos crisis que afectaron seriamente la estabilidad del gobierno de Patricio Aylwin y que, más allá de debilitar a Pinochet en su puesto, confirmaron su voluntad de permanecer en el mando.

IV. Crisis de 1990: Ejercicios de enlace y alistamiento

El ambiente comenzó a tensionarse a partir del mes de septiembre del año 1990, cuando el comandante de la Guarnición Militar de Santiago, brigadier Carlos Parera, rompe el protocolo y la tradición durante la Parada Militar, al desconocer la presencia del Presidente Patricio Aylwin para solicitar su autorización al inicio del desfile militar.

Luego vinieron las desafortunadas declaraciones de Pinochet efectuadas en el Club de la Unión contra la nueva concepción de las fuerzas armadas como espacio del pueblo, introducida por el Ejército alemán, al que calificó de “grupos de marihuaneros, hippies y ociosos”. A raíz de sus expresiones, el comandante en jefe es requerido por el Gobierno, teniendo que entregar explicaciones para evitar un conflicto diplomático.

En este escenario que comenzaba a complicarse, aparecieron tres cheques -por más de tres millones de dólares-, que el Ejército giró a nombre de Augusto Pinochet Hiriart, para actuar como intermediario en la compra de la empresa Valmoval, dedicada a la fábrica de partes y piezas de armamento para la institución militar. Se formó una comisión especial en la Cámara de Diputados para investigar lo ocurrido.

El general experimentaba una situación de vulnerabilidad y de cuestionamiento de su idoneidad para el importante cargo que ejercía, a raíz de lo cual su representante comunicacional, general Ballerino, inició conversaciones con el gobierno para encontrar una salida al asunto que más les preocupaba: el “caso pinocheques”. Las negociaciones, sin embargo, quedaron entrampadas debido a que el ministro de defensa, Patricio Rojas, no transó en exigir como condición a cualquier salida amigable, nada más ni nada menos que el retiro anticipado de Augusto Pinochet, a lo que Ballerino obviamente se negó.

Para finales de año se había llegado a un punto ciego y el general Pinochet no dudó en ordenar la noche del 19 de diciembre el acuartelamiento nocturno del Ejército en tenida de combate. A la mañana siguiente, el ministro Patricio Rojas se refirió a los hechos como “ejercicios de enlace y alistamiento” –los que técnicamente se encuentran dos grados más abajo de un acuartelamiento- con el fin de bajarle el perfil a la situación.

Finalmente Pinochet consiguió lo que buscaba, imponiendo la autoridad que aun gozaba y logrando que la causa de los cheques emitidos por el Ejército quedara archivada.

V. Crisis de 1993: Boinas negras en la Alameda

El 28 de mayo de 1993, nuevamente los militares se exhibieron frente al edificio de las Fuerzas Armadas en traje de combate, lo que fue bautizado por la prensa como "boinazo". La motivación del Ejército fue un "desprestigio institucional", a raíz de los juicios por violaciones a los derechos humanos. Esta vez, el Presidente Aylwin se encontraba realizando una gira por varios países de Europa y la situación debió ser encarada por el Vicepresidente de la época, Enrique Krauss.

La institución castrense presentó un verdadero "pliego de peticiones" al Gobierno, que entre otros tópicos consultaba una "ley de punto final"; el desistimiento de la querella por los llamados "pinocheques"; parar un proyecto de ley de reforma a la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas; cambio de autoridades en el Ministerio de Defensa y la agilización de algunos trámites legislativos.

VI. Conclusiones

Para terminar, cabe decir que la transición de los militares chilenos no ha sido un proceso fácil ni rápido, sino más bien un camino de avances lentos y pausados, pero, al fin y al cabo, seguros y permanentes en el tiempo. No dejan de sorprender los tensos momentos vividos por la administración Aylwin cuando se creía que en cualquier instante Pinochet daría un nuevo golpe.

Fue una época en la que el poder político tuvo que convivir con el poder militar y llegar de alguna manera a acuerdos para asegurar la armonía de la recién conquistada democracia. A pesar de todo, la autoridad civil se mostró firme y no cedió respecto a los temas más importantes, como los juicios por violaciones a los derechos humanos cometidas durante el régimen militar.

VII. Bibliografía

a) Fuentes S., Claudio. La transición de los militares. Relaciones civiles -militares en Chile 1990-2006. Santiago de Chile: LOM ediciones, 2006.

b) Otano, Rafael. Crónica de la transición. Santiago de Chile: Editorial Planeta, 1995.

VIII. Citas

[1] Fuentes S., Claudio. La transición de los militares. Relaciones civiles -militares en Chile 1990-2006. Santiago de Chile: LOM ediciones, 2006. Pp. 25-26.

[2] Otano, Rafael. Crónica de la transición. Santiago de Chile: Editorial Planeta, 1995. P. 148.

viernes, noviembre 17, 2006 

Las leyes de amarre: el legado de Pinochet

Universidad Finis Terrae
Escuela de Periodismo
Chile Contemporáneo
Sebastián García Morales
13 de Noviembre de 2006


Power point presentación

El trabajo recopila esencialmente las principales dificultades constitucionales que debió enfrentar el primer gobierno democrático tras el término de la dictadura en Chile. Un conjunto de leyes dictadas al término del gobierno de Augusto Pinochet se convirtieron en la piedra de tope para ejercer el real ejercicio de la democracia, ya que el aparato democrático de la transición quedó limitado por trabas que fueron promulgadas como decretos ley o que se encuentran presentes en las reformas constitucionales sufragadas por los ciudadanos el día 30 de Julio de 1989.

Dentro de las modificaciones que se votaron en ese entonces aparecen:

-Inclusión del Presidente del Senado al Consejo de Seguridad Nacional.

-Aumentó del número de senadores de 26 a 38, para contrarrestar la cantidad de los senadores designados (9).

-Se eliminaron una serie de inhabilidades que impedían que dirigentes gremiales fueran candidatos a cargos parlamentarios.

Junto a esta seria de modificaciones, se agregaron otras leyes de carácter muy diferente. Al buscar una explicación simple de los hechos, podemos decir que las leyes de amarre se convierten en mecanismos de obstrucción para la toma efectiva de decisiones en democracia, que no permitieron un pleno control civil sobre los militares. De esta forma, las Fuerzas Armadas obtuvieron un grado importante de independencia para convertirse en un estado dentro del estado.
Algunas de las leyes amarres más significativas son:

-Se ubica el Congreso en Valparaíso, para alejar la influencia del legislativo de la ciudad, asegurando la independencia de las Fuerzas Armadas.

-Se emite una ley que impide que la Cámara de Diputados ejerza la facultad constitucional de investigar los actos de todos los miembros y funcionarios del régimen militar.

-Aparece la figura de los senadores designados.

-El gobierno entrante no puede despedir a los funcionarios públicos, ya que existe un decreto que les otorga el grado de inamovible. El aparato de funcionarios de ese entonces bordeaba los 35.000 empleados, de los cuales sólo 400 pudieron ser elegidos por el gobierno entrante.

-Se promulgó una ley del Poder Judicial para regular la carrera judicial y el funcionamiento y atribuciones de los tribunales.

-Se promulgó una ley especial de retiros para los integrantes de la Corte Suprema, en donde se les otorgaba una jubilación equivalente a 18 veces la cantidad de su último sueldo. Esto permitió designar a nueve nuevos jueces, seleccionados por Augusto Pinochet, con el espíritu de evitar cualquier enjuiciamiento tras su salida del ejecutivo.

-Se integró a Carabineros a las Fuerzas Armadas.

-El Presidente obtuvo el poder para designar a los Comandantes en Jefe de entre los cinco oficiales de mayor antigüedad por cuatro años.

-Estos serán inamovibles durante ese período de no mediar el voto favorable, en casos calificados, del Consejo de Seguridad Nacional(1).

-Las fuerzas armadas deben recibir cada año del presupuesto nacional al menos tanto como obtuvieron, en términos reales, en el presupuesto de 1989, y un 10% de las ventas totales de cobre de Codelco, la compañía estatal

-Los tribunales militares tienen potestad sobre causas que involucraran al personal adscrito al fuero militar.

-Feriado del día 11 de Septiembre, para mantener un clima de conflicto.

Tras la lectura de estos hechos, se pueden inferir los siguientes hechos del análisis de las llamadas “leyes de amarre”:

-Confirman las ganas de trabar la transición hacia la democracia.

-Crean un estado dentro del estado (Las FF.AA.).

-Maximizan la influencia de la derecha en el congreso, gracias a la implantación del sistema binominal.

-Evidencian de forma clara y evidente el miedo, la desconfianza y la mentalidad del régimen saliente.

Finalmente cabe agregar que las evidencias posteriores demuestran que estos esfuerzos por limitar el actuar civil fueron en vano, ya que muchos militares han sido juzgados y el año 2005 se aprobaron una serie de modificaciones a la Constitución Chilena. Aunque aún quedan resquicios de estos amarres, el resultado, en general, es positivo. Los sobrevivientes más importantes de ese periodo son el sistema binominal y la Ley Orgánica de la Educación, pero a pesar de esto, se puede hablar que el proceso de transición se encuentra finalizado.
Estas normas, obviamente, sólo entraban en vigencia una vez terminado los ocho años adicionales de los comandantes en ejercicio, incluido Pinochet.

(1) Estas normas, obviamente, sólo entraban en vigencia una vez terminado los ocho años adicionales de los comandantes en ejercicio, incluido Pinochet.

domingo, noviembre 12, 2006 

Gonzalo Vial y su postura en relación al informe de la Comisión de la Tortura

La Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura fue creada el año 2003. Su misión era hacer un seguimiento a todos los casos de tortura, por razones políticas, en el período comprendido entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990. Luego de hacer ese seguimiento, la Comisión debía proponer un conjunto de medidas compensatorias, que beneficiaran a las víctimas (los autores de los atropellos en contra de los torturados eran funcionarios del estado, correspondía, por lo mismo, que el estado se hiciera cargo de indemnizarlos).

Durante seis meses los miembros de este organismo recibieron, en estricta reserva, recibieron los testimonios escritos ofrecidos por personas que se hallaban distribuidas en más de 40 países. Ese trabajo de seguimiento se reflejó en un primer informe, en el que se registran los nombres de 27.255 víctimas, que fue entregado al presidente Lagos en noviembre de 2004 (en esta página pueden leer o bajar el informe: hagan click en el capítulo que quieran leer, yo les recomiendo la síntesis).

El Presidente pidió que se hiciera un nuevo esfuerzo, con el propósito de revisar las numerosas solicitudes de reconsideración que se habían presentado. En mayo de 2005 fue presentado un segundo informe, en el que se agregan, en el que se agregan 1.204 nombre nuevos.

Luego de ello, la Comisión se disolvió.

El historiador Gonzalo Vial, miembro de la Comisión Rettig, hizo una dura crítica de todo este proceso, que fue largamente difundida en las páginas del vespertino La Segunda (ver parte I, parte II y parte III). Lo más interesante de sus puntos de vista son las consideraciones que hace a la manera como los miembros de la Comisión ponderaron la importancia del contexto. Tema fundamental para nosotros: recuerden, nosotros los historiadores no construimos explicaciones legaliformes como las de los físicos, lo que hacemos es explicar las cosas que suceden relacionandolas con un conjunto de factores situacionales (todo eso que llamamos "el contexto").
¿Están de acuerdo con Gonzalo Vial?

jueves, noviembre 02, 2006 

La autorrepresentación final de Pinochet

Al dejar la Comandancia en Jefe del Ejército, en 1998, Pinochet pronunció el discurso que se reproduce en este 'post'. Interesante analizar las implicaciones subyacentes a esta autorrepresentación.

Santiago, 10 de Marzo de 1998.

Señoras y señores:

Inicio estas palabras con gratitud por vuestra presencia en esta ceremonia militar, la ultima con que culmina mi carrera de las armas, en la que he permanecido por 65 años, sirviéndola con gran cariño, dedicación y lealtad porque a través de ella serví a mi Patria, único norte de mi diario vivir y felicidad profunda de mi razón de ser.

Con la solemnidad de este acto se cumple lo señalado en la carta fundamental en lo relativo a la sucesión del mando de la institución castrense. Junto con ello me despido de sus soldados y la entrego al nuevo Comandante en Jefe que dispuso su excelencia el Presidente de la República. Ello lo hago como corresponde a un soldado que ha mandado un ejercito de gran calidad profesional.

Hoy acude a mi mente cuando años atrás escribía mis “Memorias” y allí exprese: “cuando ingrese como cadete a la Escuela Militar y me recibió ese vetusto edificio de calle Blanco, donde se vinculan sentimientos de amor a la Patria, el cumplimiento del deber y se somete a la dura disciplina, fue para mi uno de los momentos más felices de mi vida”.

Recuerdo también que esta llegada al Instituto formador de Oficiales fue en los primeros días de marzo de 1933 y con ello “se cumplía la aspiración máxima de un muchacho adolescente”.

Quizás la divina providencia hizo que este entusiasmo vocacional se cumpliera en plenitud. Mucho más allá de lo que las condiciones ordinarias podían haberlo previsto y siempre ajeno a todo cálculo personal. Durante 65 años he caminado por la senda del deber y la disciplina y en este mismo mes de marzo hoy al mirar la larga senda del servicio y culminar con la carrera activa, mi corazón de soldado se agita y murmura desde lo hondo: ¡Gracias! ¡Gracias, Patria mía! ¡ He sido tu soldado y ello me hace feliz!, pues llegué al mando superior de mi institución después de haber cumplido regularmente cada una de las etapas de la carrera militar; recibí con alegría las destinaciones y cumplí las tareas que se me asignaban tanto en el orden táctico y operativo o académico. Entregando en cada una de todas las energías de que soy capaz. Así mismo, quiero proclamar solemnemente, en este mismo acto, que en mi espíritu se mantienen con renovado vigor los mismos ideales e ilusiones que me acompañaron desde esa lejana fecha de mi ingreso a la Escuela Militar.

No he descansado en elevar el nivel del Ejercito. Llegué al Alto Mando Superior del Ejercito con gran orgullo, y puedo decir que en todos estos años no he descansado un instante en dejar de levantar el nivel del organismo armado a una altura que es orgullo para el país. Así, en la formación del Cuerpo de Oficiales y Suboficiales se ha buscado dar mayor excelencia y entregarles superior preparación básica, al prolongarles su instrucción, lo que ha significado la permanencia de a lo menos en un año más en los Institutos Formadores.

Después de prolongados análisis sobre la materia, se elaboró el “Plan Alcázar” que, en una apretada síntesis, podemos señalar que lo realizado en cuanto a formación de oficiales ha buscado se cumplan rigurosamente los cursos de perfeccionamiento de la carrera del Oficial; se ha mantenido gran estrictez en la formación de los Oficiales de Estado Mayor, para que sirvan con mayores conocimientos en los Cuarteles Generales y en profesorado militar, como a los Ingenieros Militares se les ha entregado carreras en las industrias bélicas he instalaciones logísticas que se tienen en la institución.

Se han creado escuelas y colegios de nuestro personal, incorporando a hijos de civiles que desean dar a estos una educación y formación en un marco de mayor estrictez.

Para dar un mayor bienestar al personal que supera en parte la escasa renta que perciben, se ha programado un plan habitacional de poblaciones para Oficiales y Suboficiales y Empleados Civiles que poseen las mínimas comodidades que debe tener cualquier familia.

Se han creado clubes de campo, alojamientos para personal en tránsito que alivian sus gastos para compensar sus recursos.

En cuanto a Material Bélico, después de la experiencia de los años fines del 70 y principios del 80, cuando los países proveedores de armas nos cerraron sus puertas, y solos, sin poseer un armamento adecuado debimos enfrentar un posible “Casus Beli”, los responsables sufrían preocupaciones, inquietudes y angustias buscando una solución o si se lograba obtener algún armamento, se pagaba por ellos cuatro cinco y veces su valor verdadero, hoy se dispone de lo mínimo, pues lo podemos hacer nosotros mismos.

¡Se logró, al buscar una solución definitiva, dar nacimiento a una industria de armas nacional pequeña, pero que cubre las necesidades mínimas del país y que será motivo de cierta tranquilidad para el mando militar y para el país!. Hoy con orgullo podemos decir que nuestros gobernantes se han preocupado por renovar el material obsoleto por uno más moderno y con ello levantar nuestro nivel profesional.
Exito o Aniquilamiento

Señoras y señores:

No es mi animo mirar atrás porque ello es anclarse en el pasado y no avanzar en un mundo en constante progreso; sin embargo, quiero decir dos palabras sobre una materia pasada para recuerdo de la nación misma.

Chile se enorgullecía como nación de larga tradición democrática, señera en el continente y sus Fuerzas Armadas habían contribuido a su formación y defensa.

Sin embargo, en el devenir de nuestra historia fue generándose un estado de conflicto público, cada vez más extendido, agudo e incontrolable. Conflicto que llegó ha afectar a la subsistencia de la Patria misma, como nación libre y estado soberano.

¡Eran evidentes las posibilidades de autodestrucción de Chile!.

¡Primaron entonces los “Deberes Patrióticos” por sobre toda otra consideración!.

Las Fuerzas Armadas, destinadas a asegurar y defender la integridad de la Patria, debieron en esas circunstancias extremas pronunciarse.

El Ejército e Instituciones Hermanas asumieron la conducción del Estado y se abocaron a la restauración de la institucionalidad quebrantada y la reconstrucción política y económica del país.

El estudio desapasionado de la realidad de la época hace concluir que o las Fuerzas Armadas tenían éxito en esta empresa extraordinaria, o la suerte del país volvía a etapas de aniquilamiento peor que las que existieron.

Una pieza fundamental, en el cumplimiento de esta magna tarea, fue la promulgación de una nueva Carta Fundamental, en virtud de la cual se entregó el poder supremo a la civilidad en las fechas y formas preestablecidas y plebiscitadas.

Misión Cumplida

En esta forma, la democracia chilena plena pudo retomar su rumbo.

A su vez, la instituciones armadas pudimos decir entonces: ¡Misión Cumplida!.

Cumplida la misión histórica de las Fuerzas Armadas relativas a la cosa pública, durantela cual me cupo el alto honor de ejercer el cargo de Presidente de la República, pude proseguir, de acuerdo a la Constitución, el mando superior del Ejercito hasta el día de hoy, bajo el más estricto cumplimiento de las normas que regulan las relaciones de las Fuerzas Armadas con el Poder Ejecutivo.

Autoridades, señoras y señores, amigos, compañeros de armas: Mi larga carrera profesional y al mando de este Glorioso Ejército me ha dado la posibilidad, como a pocos, de comprobar las notables virtudes que caracterizan al hombre de armas chileno. Aquellos que hicieron posible la Independencia y superación victoriosa de las grandes encrucijadas de nuestra historia.

Reitero mi gratitud más profunda por la leal y abnegada colaboración que he recibido en estos años de tantos camaradas de armas, que han entregado lo mejor de sí en el cumplimiento de las misiones que les fueron asignadas.

Rindo en ésta hora, mi más sentido homenaje a todos aquellos que ofrendaron su vida en los momentos más decididos que hemos vivido.

Mi eterna gratitud a los cinco leales soldados que cayeron en defensa de mi vida ¡Gracias a todos esos héroes!.

Por ello también, emocionado hago llegar mi gratitud a las familias de todos los soldados de este ejército, que con su comprensión y apoyo también participaron en las nobles tareas realizadas.

Asimismo, con especial consideración, formulo mi reconocimiento a todos los integrantes de la Armada, de la Fuerza Aérea y Carabineros, que en estrecha y leal acción común con la institución que he tenido el honor de comandar supieron cumplir las tareas demandadas con gran patriotismo, generosidad y eficiencia.

A mi querida esposa Lucía, vayan mis cariñosos sentimientos de amor y de gratitud, por que ella a sido para mí fuente inagotable de apoyo y comprensión y en estos 55 años de caminar juntos y sin desmayos, siempre he visto en ella la compañera abnegada y a veces heroica de todos los imperativos que exige la dura vida de las Armas. ¡ En ella he visto a la verdadera mujer del soldado! ¡ Valiente y abnegada!.

¡ A mis queridos hijos, gracias por ese cariño que siempre he recibido de todos! ¡A ellos, a mis nietos que han renovado en mí, con más fuerza, la fe y la esperanza!.

En una palabra, a todos los que han luchado y luchan por un Chile mejor en principios y doctrinas nacionales y no extranjeras.

Culmino estas palabras ¡con mi fe en Dios! y el deseo de una Patria que se proyecta día a día mejor en bien de todos los chilenos.

¡ Viva Chile!.