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lunes, diciembre 11, 2006 

London Clinic: el ocaso del General

UNIVERSIDAD FINIS TERRAE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
HISTORIA DE CHILE CONTEMPORANEO
DETENCIÓN DE AUGUSTO PINOCHET EN LONDRES
KARINA DEL RÍO

Power point de la presentación

La detención del general Augusto Pinochet en el London Clinic tuvo importantes consecuencias para el sistema político chileno y fue visto por la comunidad internacional como un hecho histórico que marcó el fin de un tirano. El tema más impactante y simbólico fue que el ex dictador, otrora intocable, ahora era tratado como un prisionero como cualquier otro.

Este hecho puso a prueba el principio de legalidad que había inspirado el cambio del régimen militar a la democracia, pues el gobierno tuvo que esforzarse por conseguir el regreso al país de quien fue su enemigo durante años.

Además, marcó un giro en el Poder Judicial chileno, el cual a partir de ese hecho acogió sendas querellas de abogados de Derechos Humanos que buscaban procesarlo por algunos de los delitos que se cometieron bajo la dictadura. Después de un tiempo, y hasta el día de hoy, Pinochet acumula una gran cantidad de procesamientos por diversas causas como la operación Colombo, Villa Grimaldi, entre otras a las que se le sumaron delitos económicos en el llamado Caso Riggs.

La detención:

A las seis de la tarde (hora inglesa) del 16 de octubre, el senador vitalicio Augusto Pinochet fue arrestado por quince efectivos de Scotland Yard en el London Clinic, lugar donde se hacía algunos exámenes médicos. El motivo de la retención fue la solicitud de extradición emanada desde España por el juez Baltasar Garzón, quien hace años investigaba violaciones a los derechos humanos ocurridas en la dictadura de Pinochet. Allí, comenzó un calvario para el ex dictador que duró casi dos años.

La Cámara de los Lores, en primera instancia, concluyó dos decisiones: La detención de Pinochet era legítima, pues no gozaba de inmunidad como senador de la República de Chile, tesis que había utilizado el gobierno chileno, aludiendo pasaporte diplomático, cuestión que rápidamente fue descartada.

Cuál era la posición del gobierno chileno:

El Presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle, fue quien tuvo que lidiar con este problema y defendió la tesis de defender principios y no personas. Esto le costó un roce con el ala más izquierdista de la Concertación, como también las críticas de la oposición que veían que La Moneda no se le estaba jugando en pos del respeto a nuestra soberanía nacional.
Para hacer efectivo su retorno, inicialmente el gobierno argumentó que Pinochet gozaba de impunidad diplomática, y que había viajado a Inglaterra en una misión institucional, lo que fue rechazado por los Lores ingleses. Luego, apeló soberanía jurisdiccional que significaba enjuiciarlo en tierras extranjeras y no bajo los tribunales chilenos. De esta manera, se explica el: “Principios y no personas”. Es decir, que no se defendía la figura de Pinochet, sino que se trataba de un ciudadano chileno el cual debía ser procesado por tribunales chilenos. Finalmente, la estrategia utilizada por los abogados del General, fue apelar a razones de salud debido a su avanzada edad, tesis que finalmente fue acogida por el ministro del interior británico Jack Straw, quien dio el pase para que el ex general volviera a Chile.

Posición de la derecha
:

La detención de Pinochet sorprendió a la derecha cuando se preparaba para las elecciones presidenciales de 1999, con el candidato de la UDI, Joaquín Lavín. El candidato de la Concertación era el socialista Ricardo Lagos y no un demócrata cristiano, lo que le permitiría a la derecha captar el electorado conservador de esa rama que no se senita cómodo con un candidato más cercano a la izquierda.

Para conseguir los votos de aquel electorado, Lavín debió demostrar una postura crítica a los Derechos Humanos y tomar distancia del régimen militar y de la figura de Pinochet. Defendió su vuelta, pero desde una postura de condena a España e Inglaterra con violentas declaraciones en defensa de la soberanía nacional. Esto disgustó al General, quien lo acusó de inmaduro.

Por otra parte, el apoyo que tuvo de las elites y parte de la población durante el régimen reaparecieron, sobre todo en el sector gremialista. Este sector apelaba por la defensa de la figura de Pinochet.

Posición del ejército:

Para el ejército fue un severo golpe la detención de Pinochet. El nuevo comandante en jefe, Ricardo Izurieta, se había propuesto modernizar la institución y alejarla del mundo político. Por esa razón, le convenía mantener una cierta distancia con la figura de Pinochet y del régimen militar. De esta forma, el ejército colaboró sólo institucionalmente con el gobierno para el retorno de Pinochet. Además, Izurieta dio indicaciones en el sentido que no obstruiría la labor de la justicia en los procesos por violaciones de los Derechos Humanos que implicaban a miembros o ex miembros de la institución. Pese a ello, hartos uniformados incluyendo su jefe máximo visitaron a su ex comandante en jefe durante su estadía en Londres, obviamente como señal de respeto por el grado y la historia de Pinochet.

Sin duda, que la vuelta de Pinochet a Chile, levantándose de su silla de ruedas en señal de victoria, marca un hito en lo que vendría a ser la decadencia absoluta de su imagen. Sin bien, él quiso mostrar que todavía tenía poder, ya no ocurría lo de a principios de lo noventa cuando ante cualquier problema sacaba tanques y militares a las calles; ahora cada día se estaba quedando más sólo, y ni siquiera su estrado en el senado le brindaba un poco de ese poder que tenía cuando decía: “no se mueve ninguna hoja sin que yo lo sepa”.

Lluvia de querellas, su retiro del senado, y lo peor: su ligación a una millonaria fortuna en el banco Riggs, marcarían el ocaso del general y su cada día mas alejamiento de quienes siempre estuvieron a su lado. Londres era sólo el comienzo, ahora sólo se espera que tras largos años la justicia determine una sentencia condenatoria, que en cierto modo podría marcar un capítulo más del fin de la transición.